Las puertas correderas son una magnífica solución cuando queremos ahorrar espacio o bien disponemos de estancias reducidas. Las dudas nos asaltan cuando nos planteamos esta opción porque no sabemos por dónde empezar ni el coste que ello representa. En Puertas Actur te contamos las soluciones de las que disponemos.
En el mercado podemos encontrar diferentes tipos de puertas correderas pero básicamente se dividen en función del sistema de sujeción:
Guía exterior
En este caso la puerta va por fuera de la pared y se desliza por una guía exterior colocada en la parte superior del tabique. Es la solución más rápida y económica, ya que permite su instalación sin necesidad de obras. En este caso la inversión está en la puerta como tal (si la pones nueva) y los herrajes y/o mecanismos (rieles para sujetar la puerta y poder desplazarla), aunque en ocasiones ni siquiera es indispensable el cambio de puerta, una convencional puede adaptarse a corredera mediante este sistema.
Los precios del «Kit de corredera» varían en función del fabricante. En Puertas Actur recomendamos siempre las mejores marcas para óptimos resultados, pudiéndolos encontrar a partir de 80€ +IVA, pero recuerda que la diferencia está en la calidad del producto.
Si eres lo suficiente manitas como para hacerlo tú mismo, puedes adquirirlos directamente en grandes superficies tipo Leroy Merlin o si buscáis algo más concreto y/o especializado podéis dirigiros a ferreterías técnicas o especializadas para que os asesoren bien sobre los tipos que hay, calidades, fabricantes, precios, etc.
Estéticamente las posibilidades son muchas: los herrajes de guía exterior pueden quedar al aire (diversos acabados en Aluminio Natural, Inoxidable Satinado, Bronce, Negro, etc.) o bien ir cubiertos con una tapeta de cobertura que oculte por completo a la vista el sistema de corredera (en aluminio, madera) etc.
Corredera empotrada
En el sistema de puerta corredera empotrada la puerta queda oculta entre dos tabiques una vez abierta. En este caso es necesario instalar una estructura de acero galvanizado (comúnmente denominado armazón), que se inserta en los tabiques de ladrillo o pladur. Por tanto, debe realizarse la pertinente obra de albañilería previa a la instalación de la puerta que revestirá el armazón. Para que nos entendamos: «hay que meterse en obras»
Esta solución tiene un coste superior a las puertas con guía exterior, hay que contar con:
Precio del armazón metálico (existen diferentes precios en función del fabricante, por lo general se encuentran en el mercado a partir de 180E€ +IVA)
Gastos de albañilería por hacer hueco en la pared e instalar el armazón.
Precio de la puerta elegida (normalmente estará incluido en el precio el montaje de la puerta en el armazón).
Por tanto, y a modo de resumen, hay tres componentes:
Precio de la puerta corredera empotrada
=
precio del albañil
+
precio del armazón
+
precio de la puerta
Generalmente en ningún caso el coste es inferior a 700€-800€ +IVA
Dentro del tipo de puertas correderas empotradas, existen diferentes estéticas:
Puerta sencilla o de una sola hoja
Puerta de una sola hoja oculta entre el hueco existente entre dos tabiques
Doble hoja
Dos puertas correderas, cada una de las puertas se esconde a cada lado del hueco de paso.
Dos puertas paralelas
Las dos puertas se alojan en un mismo hueco de tabique. Este sistema, igual que el anterior, es recomendable para crear, en función de nuestras necesidades, uno o dos ambientes.
Puertas contiguas o convergentes
Dos puertas independientes en el mismo hueco de tabique de forma contrapuesta.
Conclusión
En definitiva, si lo que queremos es aprovechar nuestro espacio o hacer una reforma puntual de la forma más barata posible, la puerta corredera con guía exterior es la opción más económica, con menos necesidad de obra y más opciones estéticas.
Si por el contrario buscamos una solución integral, la puerta corredera empotrada es la mejor opción, pero una solución más cara ya que se necesita tanto del trabajo de un albañil como el de un carpintero.
En cualquiera de los dos opciones es muy importante valorar si se trata de una inversión para salir del paso o si se trata de una solución a largo plazo, en este caso hay que ser selectivos y buscar siempre un buen producto al que le respalde la garantía del fabricante y el servicio postventa del instalador en caso de problemas o irregularidades. La frase consabida de “lo barato sale caro” encaja perfectamente en este tipo de situaciones.
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